Pasos cortos
cada mañana, no antes de las ocho, la misma vereda...
el cielo hace de marco cambiante para una pareja que camina, siempre abrazados, siempre dormidos, con el amor pegoteado en las pestañas y una sonrisa sinfin que esconde secretos de noches pasadas.
cada mañana los miro y los cristales de mis lentes se empañan de aromas marítimos.
el amor es tan parecido a un paseo matinal... una ventana que oculta un mundo privado que se cuela por entre los pasos cortos y acompasados de dos que juegan a ser no tan extraños, y en el abrazo de quitarse almohadas de la espalda se depliega la magia de tornarlos familiares, aún para mi, desconocida de nombres y ciudades.
cada mañana, no antes de las ocho, la misma pareja con distintas ropas, las mismas sonrisas en distintos peinados...
ella le habla y él no responde con palabras.
él la besa y ella responde con miradas.
el cielo hace de marco cambiante para una pareja que camina, siempre abrazados, siempre dormidos, con el amor pegoteado en las pestañas y una sonrisa sinfin que esconde secretos de noches pasadas.
cada mañana los miro y los cristales de mis lentes se empañan de aromas marítimos.
el amor es tan parecido a un paseo matinal... una ventana que oculta un mundo privado que se cuela por entre los pasos cortos y acompasados de dos que juegan a ser no tan extraños, y en el abrazo de quitarse almohadas de la espalda se depliega la magia de tornarlos familiares, aún para mi, desconocida de nombres y ciudades.
cada mañana, no antes de las ocho, la misma pareja con distintas ropas, las mismas sonrisas en distintos peinados...
ella le habla y él no responde con palabras.
él la besa y ella responde con miradas.