jueves, mayo 25, 2006

Cuando rompió el espejo sintió que el aire cambiaba. Nunca pudo precisar el cambio, sólo una extraña sensación, un breve parpadear coagulando una lágrima naciente, un sinfin impreciso de finales imaginados en su infancia imaginaria.
Miró hacia abajo. Baldosas y marcas de pisadas intranquilas. Hacia arriba humedad, goteras, amarillos ocres detestables. A los costados nadie.Paredes. Muros impertinentes levantados con el esfuerzo del día a día para protegerse de la noche a cielo abierto. Abajo espejos, lo que fuera uno multiplicándose de manera inmisericordiosa, fragmentando su imagen con el descaro de la belle indiference.
Abrió la puerta. El mar inundó su habitación, la sal corrompió los ventanales, la luz se hizo noche y brilló como nunca antes lo había hecho.
Qué es extrañar?
La distancia que marca la piel y los sueños del encuentro.
Qué es extrañar?
La necesidad de tu presencia.
Extraña yo para mí al estar entre tus brazos.
Y tu? No estás. Aquí. No obstante...
Cómo escribir acerca de la espera de la palabra que me ayude a aprehender el sentido de la soledad que enmascara la espera.
Cerró la puerta y contuvo la respiración. Llora. Ríe. Se siente niña entre los sonidos ondulantes. Se siente anciana entre los aromas del pasado.
Hoy no sabe quien es ella. Hoy no sabe.

sábado, mayo 20, 2006













Noches blancas y vacías para la mendicidad del alma.
Sin fin la espera de tu palabra. Sin fin el final que no avisoro.
¡No sé que hacer con esta soledad y con tan terrible libertad!
Prisionera de mi piel -imperio de espejos que multiplican tus manos-
y tu mirada -hoguera de mis miedos y sus máscaras-
Requiem a la imperfección del encuentro y sus señuelos,
los mismos que ofrecieron de verdugos para el acto del deconsuelo.
Es mejor que mentirme. Pero yo no quiero mentirme. Quiero verte.
Necesidad? Amor? Deseo?
Qué más da si abandoné mi vida por tu beso, por tu piel, por tu gesto.
Y nunca tan abandonada como viva!
Yo quería vivir y ahora duelo.

Fotografia: Silvina Helbling

viernes, mayo 12, 2006

Melodía rota


Que triste oir mi nombre en tus labios
cuando tus ojos lloran.

No es que me deslice sin saber por entre líneas de un pentagrama
es esta melodía la que duele, la de tus ojos
la de la despedida.

Se desvanece el aire cuando tu boca ahoga lamentos
y no deja espacio para movimientos imprevistos
la cadencia del sollozo fragmenta mis esperanzas

y yo te miro y tu me miras y en las miradas solo hay tristeza.
Quisiera verte sonreir, otra vez, como solías hacerlo al mirarme
pero ya no sucede corazón, ahora sufres

y yo me desarmo aunque no lo creas.
Que triste oír mi nombre en tus labios
cuando tus ojos lloran.

miércoles, mayo 03, 2006

Bandoneón


Entre tanto, me arrimo a los sonidos ancestrales que viven en tus lamentos.
Te abres como si todo en ti doliera y es tu gemido
la condensación mas radical de la soledad.
Allí toda ella y sin embargo, tan acompañada.

Golpeas de modo violento con la sutileza de un suspiro.
Tus notas son sus manos en mi piel.

Entre tanto caos yo me adormezco.
Palpitar de ecos de un tango nunca cantado naciendo debajo de mi.
Yo soy el pentagrama donde tus dedos dibujan formas inacabadas.
Yo la noche. Tu la melodía de mis sueños.

Golpea la locura en tu cabeza. Puedes darle forma perfecta.
Nací para morir entre tus pliegues.