jueves, junio 30, 2005

SINDESTINATARIOS

El hecho de que nada, o todo, o lo que sea...mmm. Podría ser feliz pero...¿podría serlo?
Miro tus ojos y veo un mar turbulento, pero gris y sin brillos, un sol que se apagó cuando dejaste algo en algun lugar al que no sabes regresar. Si pudiera ayudar a buscarte en eso que no sabes. Pero yo siempre fui una niña perdida, yo no sé buscarmme, siempre me encuentro en algún sitio, detrás del antifaz de los días. No sé buscarme. Siempre me estoy perdiendo, hasta el instante exacto en que la sombra de mi sombra se roza con mi nuca y me sopla y me dice que el sol y yo alguna vez fuimos amigos.

sábado, junio 25, 2005

Desvelo

En el silencio absoluto
figuras mudas danzando a la muerte.
Mi rebelión: la ofrenda del cuerpo
el fondo del fondo
las llagas de la escritura.

No hay sentido en este habitarme
perdí mi nombre, perdí mi letra.
No te refugies en la niña suicida:
aprende a ser tu
ahora que no sabes quien eres.
ceci.

Abecedario

Miradas gelidas petrificadas en vocales incoloras. Marionetas inmòviles irradiando sombras de antiguos festines. ¿Qué fue de la danza de los cuerpos? Brazos sin abrazos extendiéndose al vacío que los expulsa. Yo fui allí princesa entre las cortesanas del alba que besaban jazmines a cambio de lunas eternas. Yo fui allí en primera persona tantas como quise. ¿Qué fue de la noche azulplata
que descubrí en el espejo? Quiero regresar, entrar allí de nuevo, sacarme una a una las máscaras que me nombran y desnudarme ante tus ojos, detrás del espejo. Pero hay tantas sombras inertes que no quiero despertarlas, no sé si duermen...no sé si sólo son sombras de figuras que ya no existen. Quiero entrar y dudo. Quiero regresar y temo. Una niña de ojos verdes me extiende la mano, en el rincón derecho alguien sonríe y hacia arriba el cielo negro rasga su tersura con finas uñas pintadas de esmeralda. Sonrío. Ese cielo siempre fue mío. Y mis ojos se hacen noche y se quedan a vivir entre sus sedas y mi cuerpo se deshace y la noche y el cielo y el mar lo acogen y la niña de ojos verdesque me advierte que no hay noche, ni cielo, ni mar. Espejos.
Entonces lloro con lágrimas que cristalizan en figuras danzantes que suben por mi cuerpo y dibujan consonantes en mis venas y vocales en la piel. Y mi cuerpo entero es un juego de palabras que suben, que bajan, que se mueven, mueren y reinventan.
No hace falta que diga nada. Yo soy hablada.

Ceci.