lunes, enero 30, 2006

Movimiento

no la ajenitud que me es propia sino el encuentro con el lugar que me habita es lo que golpea insistente en este espacio cerrado, sin retóricas del desencuentro ni eslabones por engarzar en este espejismo...y me engaño, es tan incierto este aprendizaje con sedas negras en los ojos que confundo los destellos de esas luces, luces blancas y deambulantes, con los pasos de mis sombras...y no hay ellas, somos más, siempre al acecho de ese instante que no deja asirse, que transpira, que seduce, que entorpece la mano cuando la tinta corre sangrando pensamientos que no son pensados...y me callo y me doblo y desaparezo.
no soy más que un leve movimiento a la espera del compás que lo cobije.