viernes, abril 21, 2006

Inmensidad


Oídos sordos al caudal efervescente de la gestación
de un abecé impuro y mutilado.
Hasta que el lenguaje no hable
no diré lo que no dice.
Tiempo.
A la espera del acontecer que marca la hora de las apariciones,
el nacimiento de la letra que no existe y da sentido
al festín opulento de sonidos ondulantes.
Circunscripta a la página en blanco
los bordes son dagas ajando consonantes.
Entre esto y aquello, entre ella y yo, entre lo dicho y lo escrito:
el silencio, dueño de una verdad que pulsa por mostrarse.

El espacio en blanco cabe entre mis dedos
y entre ellos, el mar.
El mar: puro lenguaje.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

El lenguaje, es como el sistema,
hecho de diferencias que se autodesignan en una paradógica suerte de no ser lo otro, sin ser nada.

Lenguaje es sociedad, sin el empleo de sus formas, desde sus esqueletos mismos, es una alegoría social. Y como la sociedad, aunque su uso es extensísimo, es una limitación.

Ernesto.

1:24 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

El lenguaje, es como el sistema,
hecho de diferencias que se autodesignan en una paradógica suerte de no ser lo otro, sin ser nada.

Lenguaje es sociedad, sin el empleo de sus formas, desde sus esqueletos mismos, es una alegoría social. Y como la sociedad, aunque su uso es extensísimo, es una limitación.

Ernesto.

1:25 a. m.  

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