jueves, octubre 20, 2005

Velos

Cuando la noche escribe su abecedario ya no hay palabras que valgan. Cada espacio crea su propio lenguaje, cada rincón es invadido por la bruma espesa que condensa deseos humedecidos por el paso del tiempo.
Cuando preguntas mi nombre no hay respuesta.
Cuando el silencio habla no hay rimel que resista el respirar de las lágrimas que amortizan despedidas mal hechas.
No es nada más que una brisa pasajera... el sonido del mar anidándose en mi alma.
Nada mas lejos de mi pensamiento que poder comprender por qué la inmensidad cabe en un suspiro pasajero.
No hay amor si no es con velos.